MICE 2016

La llamada cultura del picoteo, aplicada principalmente a Internet por leer la información superficialmente y saltando de un hipervínculo a otro sin ahondar en nada, se está instalando en otras acciones de la sociedad.

 En la 4ªMostra Internacional de Cinema Educatiu, MICE,  fue un picotear sin mostrar y profundizar en el apartado del programa de Ponencias y Presentaciones de Proyectos Educativos, se puede justificar por el escaso tiempo asignado a cada ponencia, el problema de las traducciones simultáneas, el cierre del espacio a una hora fija…pero es necesario tanto esfuerzo para tan solo figurar.

 

Presento dos cortos que mostraron Enriquez Martínez Salanova, Zebra, y Francecs Hernández, El pan y la calle de Kiarostami. La ponencia de Raquel Zapater “Desmuntant a Disney. Estereotips de génere” va ser la más rápida solamente para hacerse una idea, se quedó sin espacio  debido a las conversaciones con el director de cine  José Luis Cuerda.

Un día  una cebra iba corriendo feliz por la llanura  y se choca contra un árbol. Observa el cambio producido en su pelaje  ...¿Aprende algo?. El ser único es motivo de celebración. Cortometraje de Julia Ocker

Un niño va tranquilo y contento hacia su casa después de comprar el pan, en el camino se tropieza con un perro que le impide el paso, el niño tiene miedo del animal y no puede pasar. Tendrá que solucionar su problema y arreglárselas para poder continuar su camino a casa.

 

La importancia de la música en la narración , texto extraído del análisis de la película por Blind Carre  

 

La música acentúa el elemento dramático de la historia en tres ocasiones: mientras el pequeño personaje anda contento y distraído hacia su casa suena de fondo la versión instrumental del Ob-La Di Ob-La Da de los Beatles a cargo del saxofonista americano de jazz Paul Desmond, y justo cuando aparece el elemento distorsionador, el perro, la música se detiene y sólo se escucha el sonido real de la calle, que realza la realidad del cortometraje, hasta que otro elemento interviene en la escena y la música vuelve a sonar, en este caso a modo de intriga en clave de jazz cuando el niño intenta ayudarse del hombre que parece ir en la misma dirección colocándose detrás, después, de nuevo el silencio de la calle. Y ya cuando el niño consigue salvar su obstáculo, la música vuelve a ser distendida, creando ese estado de relajación acorde con las imágenes.

 


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